El consumo combinado de tabaco y cannabis está vinculado a cambios cerebrales únicos

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Un nuevo estudio a pequeña escala ha descubierto cambios únicos en la química cerebral entre las personas que consumen tabaco y cannabis, lo que podría explicar por qué esta combinación a menudo conduce a una adicción y problemas de salud mental más graves en comparación con el uso de cualquiera de las sustancias por separado. Los hallazgos resaltan un paso crucial para comprender la compleja interacción entre el tabaco y el cannabis y podrían informar futuras estrategias de tratamiento.

La investigación: una mirada preliminar a la química cerebral

Investigadores de la Universidad McGill llevaron a cabo una investigación preliminar comparando los cerebros de personas que consumían solo cannabis con aquellos que consumían tabaco y cannabis. En el estudio participaron sólo ocho participantes que consumían cannabis exclusivamente y cinco que consumían tanto tabaco como cannabis. Los escáneres cerebrales revelaron un nivel significativamente más alto de una enzima clave, la amida hidrolasa de ácido graso (FAAH), en múltiples regiones del cerebro en el grupo que usaba ambas sustancias.

¿Qué es la FAAH y por qué es importante?

FAAH es una enzima que interactúa con el sistema endocannabinoide del cuerpo, una red de receptores y moléculas que desempeña un papel vital en la regulación de diversas funciones, incluido el estado de ánimo, la percepción del dolor y el apetito. Controla de cerca los niveles de anandamida, un neurotransmisor asociado con sentimientos de felicidad o alegría. Investigaciones recientes en estudios con animales sugieren que la FAAH puede contribuir a los sistemas de recompensa de nicotina en el cerebro, pero este vínculo debe confirmarse en estudios en humanos. Es importante destacar que las variaciones genéticas en el gen FAAH se han asociado con mayores riesgos de abuso de drogas, adicción y ansiedad.

Posible explicación de los peores resultados

“Esta es la primera evidencia en humanos de un mecanismo molecular que puede explicar por qué las personas que consumen cannabis y tabaco experimentan peores resultados”, dice la autora principal e investigadora de psicología Rachel Rabin de la Universidad McGill. La asociación es particularmente intrigante porque investigaciones anteriores han mostrado una tendencia preocupante: los jóvenes en los EE. UU. que consumen tabaco y cannabis tienen más probabilidades de informar problemas de salud mental en comparación con aquellos que consumen solo una sustancia.

Limitaciones e investigaciones futuras

Si bien los hallazgos son prometedores, los investigadores advierten que se trata de un estudio preliminar pequeño. Se necesita más investigación para determinar si estos cambios cerebrales son causados ​​directamente por el tabaco, si el cannabis los exacerba y si aumentan el riesgo de que una persona padezca problemas de salud mental. También es posible que el tabaco por sí solo sea responsable de estos cambios, una posibilidad para la cual el estudio no fue diseñado.

La combinación generalizada y su impacto en la investigación

La combinación de tabaco y cannabis es sorprendentemente común. Las estimaciones sugieren que hasta el 80% de los consumidores de cannabis también consumen productos de tabaco. Esta superposición complica los esfuerzos de investigación que intentan comprender los efectos individuales de cada sustancia, lo que influye en los estudios sobre enfermedades pulmonares, salud mental, función cerebral y capacidades cognitivas. Actualmente, la mayoría de las investigaciones en esta área son observacionales, lo que significa que pueden identificar correlaciones pero no pueden establecer causa y efecto. Este tipo de estudio a menudo tampoco tiene en cuenta la cantidad de tabaco o cannabis consumido, lo que limita aún más la capacidad de sacar conclusiones definitivas.

Mirando hacia el futuro: potencial de tratamiento

“Lo que nos sorprendió fue lo fuerte que fue el efecto y lo diferente que era en aquellos que sólo consumían cannabis, en comparación con aquellos que consumían tabaco y cannabis”, añade la coautora y psiquiatra Romina Mizrahi de McGill. Identificar este mecanismo molecular es un paso importante hacia la búsqueda de nuevos objetivos para los medicamentos que tratan el trastorno por consumo de cannabis, especialmente entre personas que consumen tabaco junto con cannabis. Otros estudios proporcionarán una comprensión más completa de esta compleja interacción y allanarán el camino para intervenciones más efectivas.

Con el tiempo, más estudios ayudarán a determinar el verdadero impacto del consumo combinado de tabaco y cannabis en la salud cerebral y el bienestar mental.

Los hallazgos subrayan la necesidad de realizar investigaciones más rigurosas para desentrañar los efectos de cada sustancia y comprender las consecuencias de su uso combinado, lo que en última instancia conducirá a mejores opciones de tratamiento para quienes luchan contra los trastornos por uso de sustancias.