En lo alto de los Andes peruanos, enclavado en Monte Sierpe (“Montaña de la Serpiente”), se encuentra un monumento desconcertante: casi 5200 agujeros meticulosamente dispuestos en cuadrículas ordenadas. Estas misteriosas “Bandas de Agujeros”, documentadas por primera vez en la década de 1930, han desconcertado a los arqueólogos durante décadas. Ahora, un nuevo estudio ofrece pruebas convincentes de que estos antiguos divots pueden haber servido como un bullicioso mercado de trueque y centro de contabilidad hace siglos.
El sitio, que se extiende más de media milla de largo, presenta grupos de agujeros que varían de 3 a 6 pies de ancho y hasta 3 pies de profundidad. Algunas están revestidas de piedras, lo que añade más intriga. Monte Sierpe se encuentra cerca de estructuras defensivas prehispánicas y cruces de caminos anteriores a la colonización española en el siglo XVI, lo que sugiere su importancia como punto focal incluso antes del surgimiento del Imperio Inca.
A lo largo de los años, las teorías sobre el propósito de los agujeros han variado desde mecanismos de defensa hasta almacenamiento de agua e incluso recolección de niebla. Pero la tecnología de los drones finalmente ha proporcionado información crucial sobre este enigmático paisaje. Investigadores de la Universidad del Sur de Florida y la Universidad de Sydney utilizaron drones para capturar imágenes aéreas detalladas, revelando un orden matemático en el diseño de los agujeros que se asemejaba a las prácticas contables de la época.
Una investigación más exhaustiva arrojó pistas convincentes dentro de los propios agujeros. El análisis de sedimentos y restos de plantas reveló polen de maíz, un cultivo básico, así como de espadaña, que se utilizaba tradicionalmente para tejer cestas en la sociedad Chincha. La presencia de estos tipos específicos de polen sugiere una intervención humana deliberada: los cultivos se colocaron dentro de los agujeros, probablemente usando contenedores o paquetes tejidos.
Este descubrimiento apunta claramente a que Monte Sierpe funcionó como un mercado de trueque bajo el poderoso Reino de Chincha (alrededor de 1000-1400 d.C.), que contaba con una población de más de 100.000 habitantes. Los mercados de trueque eran comunes en la región andina y las comunidades vecinas podrían haber convergido en Monte Sierpe para comerciar.
Añadiendo otra capa de complejidad, las imágenes de los drones revelaron sorprendentes similitudes entre la disposición de los agujeros y los khipus incas, sistemas de cuerdas anudadas utilizados para llevar registros. Estos khipus a menudo se asocian con espacios de almacenamiento en forma de cuadrícula en los asentamientos incas, lo que sugiere un doble propósito: facilitar las transacciones y una contabilidad meticulosa.
Las sutiles variaciones en el número de hoyos dentro de cada bloque podrían incluso reflejar diferentes niveles de tributo de los pueblos circundantes una vez que los incas conquistaron el Reino de Chincha en el siglo XV.
Esta investigación innovadora arroja nueva luz sobre las antiguas sociedades andinas y sus sofisticadas prácticas para la gestión de recursos y el comercio. Demuestra cómo características aparentemente mundanas como estos enigmáticos agujeros pueden contener pistas profundas sobre interacciones sociales complejas, sistemas económicos y métodos innovadores de mantenimiento de registros que prosperaron hace siglos.





























