Un nuevo estudio pequeño pero intrigante sugiere que los niños diagnosticados con autismo, TDAH y anorexia nerviosa comparten alteraciones inesperadamente similares en sus microbiomas intestinales. Estos perfiles microbianos divergen significativamente de los de sus pares neurotípicos sanos, lo que sugiere un posible vínculo biológico compartido entre estas condiciones aparentemente dispares.
Los hallazgos del estudio
Investigadores de la Universidad Comenius en Eslovaquia analizaron muestras de heces de 117 niños, dividiéndolas en tres grupos clínicos (30 con trastorno del espectro autista, 21 con anorexia nerviosa y 14 con TDAH) y un grupo de control de niños sanos de la misma edad y sexo. El estudio reveló alteraciones consistentes en la composición microbiana en los tres grupos de trastornos.
Específicamente, la proporción de Bacteroidetes y Firmicutes (dos grupos bacterianos dominantes en el intestino humano) fue elevada en comparación con el grupo de control. Este desequilibrio se corresponde con hallazgos en enfermedades inflamatorias, donde cambios similares se han relacionado con el metabolismo de la glucosa, la inflamación y la regulación del apetito.
Patrones microbianos en todos los trastornos
Se observó una menor diversidad microbiana en los grupos de TDAH y autismo, junto con niveles más altos de bacteria Escherichia. Aunque normalmente es inofensiva, la Escherichia elevada puede volverse patógena bajo ciertas condiciones.
Los niños con TDAH y las niñas con anorexia nerviosa mostraron una mayor abundancia de bacterias Desulfovibrio, que prosperan en ambientes bajos en nutrientes. Por el contrario, ambos grupos tenían niveles más bajos de Faecalibacterium, una bacteria que normalmente abunda en los intestinos sanos, y su deficiencia está relacionada con afecciones inflamatorias como la enfermedad del intestino irritable y la depresión.
Rasgos del microbioma compartidos
En particular, los investigadores observaron semejanzas en las composiciones microbianas en todas las cohortes de pacientes, lo que sugiere que la microbiota intestinal puede influir en las manifestaciones conductuales de los trastornos mentales. Esto se alinea con la creciente evidencia de que la salud intestinal y la función cerebral están interconectadas a través del eje intestino-cerebro.
Dieta y composición microbiana
La dieta impacta directamente en la diversidad del microbioma intestinal. Los caprichos alimentarios, comunes en el autismo y el TDAH debido a sensibilidades sensoriales, y la restricción deliberada de alimentos en la anorexia nerviosa pueden contribuir a estos perfiles microbianos compartidos. Los cambios en la microbiota intestinal también pueden exacerbar los problemas de salud mental, creando un circuito de retroalimentación.
Limitaciones del estudio
Los autores reconocen limitaciones, incluido un tamaño de muestra pequeño y desafíos en la recolección de muestras de heces de algunos niños. La pandemia de COVID-19 interrumpió la recopilación de datos. Aún no está claro si estos perfiles intestinales contribuyen a las afecciones, son el resultado de ellas o ambas.
Investigación futura
Los investigadores planean estudios más amplios para replicar estos hallazgos y recopilar perfiles de microbioma intestinal más confiables. Con el tiempo, esto podría ayudar en el diagnóstico y el tratamiento, pero se necesita más investigación.
Estos hallazgos resaltan la compleja interacción entre la salud intestinal, los trastornos mentales y los hábitos alimentarios. Si bien son preliminares, subrayan la importancia de considerar el microbioma intestinal para comprender y abordar estas afecciones.





























