El cometa 3I/ATLAS, un objeto interestelar originado fuera de nuestro sistema solar, realizó recientemente su máxima aproximación a la Tierra. Este raro evento ofrece a los astrónomos una oportunidad única de estudiar a un visitante de otro sistema estelar y plantea preguntas fundamentales sobre los orígenes de los cometas y la prevalencia de los viajeros interestelares.
Un encuentro cercano, pero distante
El 19 de diciembre, 3I/ATLAS pasó a aproximadamente 168 millones de millas (270 millones de kilómetros) de la Tierra, una distancia relativamente corta en términos cósmicos, pero aún así casi el doble de la distancia entre la Tierra y el Sol. El cometa, que se estima tenía entre 440 metros (1.440 pies) y 5,6 km (3,5 millas) de diámetro, no era visible a simple vista, pero se observaba a través de telescopios.
El cometa sigue siendo observable en el cielo antes del amanecer con telescopios durante la primavera, y una transmisión en vivo organizada por el Proyecto del Telescopio Virtual en Italia ofreció imágenes en tiempo real de su paso. Esto brinda una oportunidad única para que tanto los astrónomos aficionados como profesionales estudien el objeto.
Por qué esto es importante: un vistazo más allá de nuestro sistema solar
3I/ATLAS es sólo el tercer visitante interestelar jamás detectado dentro de nuestro sistema solar, lo que lo convierte en un evento excepcionalmente raro. El cometa fue descubierto en julio viajando a aproximadamente 137.000 mph (221.000 km/h) y desde entonces ha pasado por el Sol, alcanzando su punto más cercano a finales de octubre. Ahora sale de nuevo, trayendo consigo pistas potenciales sobre la formación y composición de otros sistemas estelares.
Los orígenes del cometa siguen siendo desconocidos, aunque los investigadores estiman que pudo haber estado viajando durante miles de millones de años antes de entrar en nuestra vecindad cósmica.
Trayectoria futura y significado científico
El viaje del cometa continúa: se espera que pase por Júpiter el 15 de marzo de 2026, acercándose a 54 millones de kilómetros (33 millones de millas) del gigante gaseoso, mucho más cerca que su encuentro con la Tierra. Es posible que naves espaciales como Juno puedan observar el cometa en este momento.
Después de Júpiter, 3I/ATLAS cruzará las órbitas de Saturno (julio de 2026), Urano (abril de 2027) y Neptuno (marzo de 2028), aunque no se acercará a ninguno de estos planetas. La simulación Eyes on the Solar System de la NASA permite a cualquiera seguir su trayectoria.
Los investigadores continúan estudiando 3I/ATLAS para refinar las estimaciones de su tamaño y determinar sus orígenes precisos. Este visitante interestelar brinda una oportunidad valiosa, aunque temporal, de estudiar material más allá de nuestro sistema solar, ofreciendo información sobre la composición y la historia de otros sistemas estelares y la posibilidad de que objetos similares deambulen hacia el nuestro.
La observación continua de 3I/ATLAS es crucial para comprender la frecuencia y las propiedades de los objetos interestelares, lo que podría remodelar nuestra comprensión de cómo los cometas y otros cuerpos celestes se forman y viajan a través de la galaxia.
