Los gatos domésticos llegaron a Europa hace 2.000 años, no con los primeros agricultores

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Investigaciones genéticas recientes confirman que los gatos domésticos no fueron introducidos en Europa por los primeros granjeros durante el Neolítico, como se pensaba anteriormente. En cambio, llegaron mucho más tarde, hace unos 2.000 años, probablemente originarios del norte de África. El estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Roma Tor Vergata y publicado en Science, analizó los genomas de 87 gatos antiguos y modernos para reescribir la historia de la domesticación felina.

Desafiando creencias arraigadas

Durante años, se asumió que los gatos se extendieron junto con la agricultura cuando los humanos comenzaron a establecerse en el Cercano Oriente y Europa. Sin embargo, esta nueva evidencia genómica sugiere una llegada retrasada. La presencia felina anterior en Europa parece provenir de gatos monteses, no de razas domesticadas. El estudio aclara que los gatos que hoy reconocemos como “domésticos” sólo entraron en Europa varios milenios después de la expansión inicial de la cría.

Dos oleadas de migración

La investigación identifica al menos dos oleadas distintas de migración de gatos hacia Europa. La primera ola introdujo gatos monteses en islas como Cerdeña y Córcega, estableciendo poblaciones separadas de gatos monteses sin relación con los gatos domésticos salvajes. Estos gatos monteses sardos comparten vínculos genéticos más estrechos con los gatos monteses del norte de África que con los gatos domésticos europeos, lo que indica una introducción mediada por humanos en lugar de una propagación natural.

La segunda ola, más significativa, trajo a Europa a los antepasados ​​de los gatos domésticos modernos hace aproximadamente 2.000 años. Esta dispersión probablemente siguió las rutas militares romanas, y los gatos llegaron a Gran Bretaña en el siglo I d.C. Este momento sugiere una introducción deliberada, más que accidental, junto con la expansión humana.

Por qué esto es importante

La línea de tiempo revisada tiene implicaciones para nuestra comprensión de las relaciones entre humanos y animales. Las suposiciones anteriores de que los gatos se integraron en la vida sedentaria desde el principio ahora parecen inexactas. La llegada tardía sugiere que los gatos no eran inicialmente esenciales para las primeras sociedades agrícolas, sino que fueron adoptados más tarde, posiblemente como control de roedores en contextos urbanos o militares.

Los hallazgos también plantean preguntas sobre las rutas y mecanismos precisos de la domesticación felina. Se necesita más investigación para determinar los orígenes exactos de la población norteafricana que sembró el acervo genético europeo. Comprender estos detalles nos ayuda a reconstruir la compleja interacción entre los humanos, los gatos y el paisaje en evolución de la antigua Europa.

El estudio demuestra de manera concluyente que la historia de los gatos en Europa tiene muchos más matices de lo que se imaginaba anteriormente. La llegada de los gatos domésticos fue un acontecimiento relativamente tardío, ligado a movimientos históricos específicos más que a los albores de la agricultura en sí.